Tratado Sobre el Bautismo de Juan Wesley (Parte II)
En general, por lo tanto, no sólo es lícito e inofensivo, sino adecuado, correcto y nuestro deber obligado, de conformidad con la práctica ininterrumpida de toda la Iglesia de Cristo desde las primeras épocas, consagrar a nuestros hijos a Dios por medio del bautismo.